En el Panteón Municipal de Morelia, el pasado y el presente convergen en un espacio sagrado donde los ciudadanos rinden homenaje a sus seres queridos. Este domingo decenas de personas acuden a este lugar para visitar las tumbas de sus padres, llevando consigo flores, veladoras y, sobre todo, memorias imborrables.

En estos momentos, el panteón se llena de una atmósfera especial, con el aroma de las flores y el resplandor de las velas iluminando las lápidas. Los visitantes, de todas las edades, caminan con respeto entre las filas de tumbas, deteniéndose para limpiar las lápidas, dejar ofrendas y rezar.

«Venir aquí es una manera de mantener vivo el recuerdo de mis padres. Aunque ya no estén físicamente, siento su presencia cada vez que vengo», comenta María, una habitual del panteón que visita la tumba de su padre.

El panteón no solo es un lugar de tristeza, sino también de encuentro y reflexión. Para muchos, es un espacio donde pueden reconectar con sus raíces y encontrar consuelo en la compañía de otros que comparten el mismo dolor.

Así, las visitas al Panteón Municipal de Morelia son más que una simple tradición; son un acto de amor perdurable y un testimonio del vínculo eterno entre padres e hijos, uniendo generaciones a través de la memoria y el homenaje.

Fotos y texto: Daniel Solís/Contraluz