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Seis meses después del incendio, Notre Dame sigue atrapada por el plomo y la burocracia

Seis meses después del fuego que arrasó la cubierta y la flecha de la catedral de Notre Dame, las obras avanzan con lentitud, atascadas aún en la fase de estabilización del edificio, y aumenta la inquietud sobre la presencia del plomo que propagó el incendio.

Si bien la voluntad del Ejecutivo, anunciada por el presidente Emmanuel Macron al día siguiente del incendio, sigue siendo la reconstrucción en cinco años, los trabajos de los seis primeros meses han sido mucho más lentos de lo que se preveía.

La fase de estabilización, orientada a consolidar las zonas más afectadas por el fuego y evitar un posible derrumbamiento, debía haber finalizado en septiembre pero la elevada contaminación de plomo obligó a parar las obras todo un mes. Con ello, el afianzamiento de sus muros se ha prolongado ahora hasta noviembre.

A esto seguirá una fase de diagnóstico, cuyo fin está previsto a finales de la próxima primavera, un análisis exhaustivo de los investigadores para saber cuál es el estado exacto del edificio y qué se puede reaprovechar y qué no.

En la actualidad, hasta 39 empresas intervienen en las obras según la Prefectura de la región parisina, pero hasta que las instalaciones de descontaminación de plomo no avancen, tan sólo 80 obreros pueden trabajar al mismo tiempo. A partir de enero, 240 personas podrán hacerlo.

Hasta ahora, la intervención de albañiles, escultores, maestros del vidrio, laboratorios de análisis, etc., ha permitido contener los frontones oeste, sur y norte de la catedral -estos dos últimos presentan fisuras y un riesgo de derrumbamiento real- así como la instalación de cimbras en los arbotantes.

Además, se han puesto a salvo los tesoros, el conjunto de las vidrieras y se han inspeccionado todas las gárgolas, mientras en paralelo las investigaciones de un diverso equipo de investigadores aporta a arquitectos y obreros las claves para avanzar en firme.