#Michoacán

#Opinión Cristóbal Arias ya es historia

Lo comentamos todos. El pasado de violencia de género del -en más de un sentido- histórico de la izquierda en Michoacán, Cristóbal Arias Solís, no podía, ni debía quedarse enterrado en el pasado, donde le era más cómodo al senador.

Ahora que su pasado salió de la tumba, donde lo había enterrado pensando que jamás vendría por él a cobrarle factura, sí le interesa que declare su esposa sobre lo ocurrido en marzo del 2005: en estado de ebriedad, Cristóbal Arias persiguió a su esposa cuchillo en mano. Ella dijo públicamente que la quiso matar.

Como dicen las feministas: en los funcionarios públicos “lo personal es político”, y la vida personal del senador le arruinó su carrera política; una demanda por intento de homicidio no es poca cosa –deja tu para un candidato, ¡para un ciudadano promedio! -.

Dos cosas son ciertas aquí:

1.- No se necesita ser feminista para apoyar las reivindicaciones de igualdad de género. (por si les quedaban dudas)

2.- Cristóbal Arias no entiende el feminismo porque su pasado machista le nubla el entendimiento

Sin embargo, al senador parece no quedarle muy claro en dónde está parado. Arias Solís asegura que el volado de izquierda que le acomodaron las feministas fue un golpe orquestado y ensayado que vino desde dentro de Morena porque saben que “él es el candidato más fuerte”.

En defensa de Cristóbal debemos reconocer que a cualquiera que le acomoden un trancazo de esa magnitud lo dejan así o más aturdido, y se podría justificar que por eso dijo lo que dijo: «mi esposa me defenderá» -milagrosa deconstrucción del macho en un tris-. Lo preocupante es que una vez que le baje la hinchazón en el ego mantenga su versión de que “no le dolió”, y que “él es el más fuerte”. Entonces sí, hay que acudir al médico.

Por si fuera poco, Cristóbal,que antes de su escándalo empezaba a tomar distancia del partido Morena, ahora que le dieron con todo si busca la unidad y solidaridad del partido.

Pero no es de extrañarse que ahora el partido tome distancia de él, pues nadie quiere ser amigo de un agresor o violentador de mujeres (hombres, anótenle ahí), a menos que sean de la misma calaña. Y algunos dirán: ¡pero MORENA nunca ha sido feminista! Y es cierto, MORENA no es feminista, ni AMLO ni Ebrard va a las marchas del 8M. Pero el no ser feminista no es sinónimo de encubrir y proteger estas violencias.

Todo pinta lúgubre, desesperanzador y lleno de soledad para el histórico de la izquierda Cristóbal Arias, pues al igual que la Unión Soviética, fueron un referente, pero ya son historia.