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Miedo y cenizas: el último adiós al Covid-19

Miedo y cenizas: el último adiós al Covid-19

Me gusta mi trabajo pero por los inconscientes ya no puedo abrazar a mi familia: Cremador

Victor Ruíz/Contraluz

Otra vez hay humo negro. Es medio día y el crematorio del Panteón Municipal está más activo que nunca. En su interior, Jorge Raúl Ávila Cázares viste un traje bioseguridad color blanco que lo cubre de pies a cabeza, usa careta y un cubrebocas. Sus ojos son el único rastro humano que deja al descubierto.

Confiesa que la indumentaria es incómoda, pero se hace obligatoria cuando se trata de un cádaver Covid-19. Detalla que se reduce la movilidad, no se puede respirar del todo y el calor corporal incrementa como consecuencia del horno. Es cierto que los muertos nunca paran, pero la pandemia le ha traído trabajo extra.

«Sí hay miedo, sobre todo de salir infectado. Cuando llegan familias llorando a su muerto, es doloroso porque la gente no entiende, siguen sus labores normales, andan sin cubrebocas y yo quiero que vean la realidad de las cosas, que la pandemia es real».

Antes de salir de casa, Jorge se despide de su hermana menor y su padre. Durante el trayecto al panteón, hace labores de mentalización: «Todo va salir bien, no me va a pasar nada, no me voy a infectar». Si en la orden del día no hay casos Covid, Raúl respira aliviado.

Le gusta su trabajo, está acostumbrado a la muerte. Pero cuando se trata de un fallecido a causa del virus, es inevitable el temor. Inmediatamente piensa en su familia, en su papá hipertenso y en todas las consecuencias que se podrían presentar.

Cuando concluya la jornada laboral, Raúl regresará a casa y evitará dar abrazos. Seguirá al pie de la letra el protocolo que él mismo ha establecido: ingresará a bañarse, preguntará cómo estuvo el día y sin más, se quedará en la planta baja de la casa, donde ha adaptado un cuarto para poder estar solo y aislado.

Al día siguiente, replicará la rutina. Con el frío de las 7 de la mañana, dará paso a checar la orden de trabajo. Si la diosa fortuna está de su lado, no será necesario usar el fastidioso traje blanco.