Había una vez un país que durante muchos años fue alimentado con cientos de promesas incumplidas hasta que se hartó y viró de un modelo de gobierno de centro a izquierda moderada. El recuento de lo que se ha transformado hasta ahora en algunos rubros es cosa obligada.

La entrega de las ayudas sociales ahora se dan de manera directa y sin intermediarios lo que permite disminuir el burocratismo y el clientelismo en una obligación del Estado que conviene a todos, además de que quienes pagan impuestos tienen mayor transparencia en el uso y destino de tales recursos. A los anteriores presidentes solo se les veía en actos protocolarios y de adorno, con el actual a diario se informa el rumbo que lleva el país y esta a la orden de las preguntas de la prensa. Además de que se aprecia que trabaja de Lunes a Domingo.

Las administraciones anteriores se distinguían por el presidencialismo y se hacía lo que dijera el presidente en los otros poderes de la República, ahora hay un respeto y autonomía por parte de cada poder. También se ha ido separando el poder político del económico y la muestra es como las grandes empresas han ido regularizando, de manera voluntaria, el pago de sus impuestos además de que en la constitución ya se encuentra estipulado el que ya no hay quien condone impuestos.

En esta administración también se ha hecho visible la austeridad, ya no se gasta tanto en los viajes del presidente ni este lleva con él un séquito de cortesanos en sus giras. Eso era uno de los grandes absurdos, el despilfarro de quienes gobernaban mientras la gran mayoría tenía salarios precarios.

En general las encuestas muestran que para un gran número de mexicanos las cosas se están llevando a cabo de la manera adecuada a pesar del reclamo continuo de una minoría, que por lo que se aprecia, son quienes antes ostentaban el poder y ahora muestran su descontento de forma constante mediante campañas de desprestigio y no con propuestas. Falta aún mucho por hacer pero ya México requería con urgencia una forma de gobernar diferente. Los cambios de régimen suelen ser algo común en sociedades que ponen por encima el bien de la mayoría por sobre el particular y se llevan a cabo sin apasionamientos, algo en lo que seguro podemos mejorar, en nuestro caso fue consecuencia del hartazgo pero además con las ventajas de haber sido de forma pacífica y con democracia.