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Inicia demolición del penal de Topo Chico en Nuevo León

El viejo penal del Topo Chico, que el pasado 30 de septiembre fue cerrado de manera definitiva después de operar durante 76 años, empezó a ser demolido este martes tras permanecer abierto durante casi un mes y medio para que los nuevoleoneses y visitantes de otros estados conocieran la historia negra del centro de reclusión como estrategia para desalentar las conductas delictivas, principalmente entre los jóvenes.

Desde el 8 de noviembre hasta el 15 de diciembre, cientos de personas, sin acompañamiento de menores, realizaron visitas guiadas en las distintas áreas del centro penitenciario, y recibieron información sobre personajes famosos de la política, el mundo empresarial y deportivo que estuvieron internados en las celdas, y conocieron también sobre los motines que dejaron decenas de muertos.

Previamente, el penal fue sometido a un estricto proceso de limpieza y desinfección para que grupos de búsqueda de dependencias federales y estatales procedieran tratar de encontrar restos humanos en los patios y las cañerías del drenaje ante la presunción de que los grupos del crimen organizado que se disputaban el autogobierno pudieran haber terminado en esa forma con sus adversarios y personas que se negaban a someterse a la extorsión.

Una vez que sean totalmente demolidas las instalaciones y retirados los escombros, sobre el terreno de diez hectáreas que ocupaban las celdas, oficinas y patios entre otras áreas del centro penitenciario, el gobierno de Nuevo León proyecta construir -con una inversión de 650 millones de pesos- un parque recreativo que beneficiaría a los cientos de miles de nuevoleoneses que viven al noroeste de la Zona Metropolitana.

En la zona, que está comunicada por la Línea Uno del Metrorrey, también se contempla la construcción de un nuevo edificio para el Archivo General del Estado, todo lo cual estaría concluido en 14 meses.

El viejo reclusorio tuvo entre los internos más famosos al empresario Jorge Lankenau, al ex gobernador Rodrigo Medina de la Cruz, y a los jóvenes guerrilleros de la Liga Comunista 23 de Septiembre, Elías Orozco Salazar y Miguel Ángel Torres Enríquez, acusados de privar de la vida al líder empresarial Eugenio Garza Sada.

Y también fue huésped del centro penitenciario el poderoso jefe de la policía política (Dirección Federal de Seguridad), Miguel Nazar Haro, acusado de ser uno de los artífices de la llamada «Guerra Sucia».

Otro interno famoso que estuvo en el Topo Chico fue el doctor Alfredo Ballí, acusado de desmembrar a un joven con su instrumental médico. Aquel crimen que impactó a la sociedad nuevoleonesa se vio reflejado en  la película «El silencio de los inocentes», basada en un libro del escritor Thomas Harris.