Playa Azul: entre el mar, los mariscos y la vida local
Apenas pasado el mediodía, el sol de Playa Azul, Michoacán, comienza a suavizarse, y los turistas se arremolinan bajo las enramadas que salpican la orilla. Bajo una de ellas, el bullicio de vendedores ambulantes y el olor a mariscos frescos crean una atmósfera que resume la esencia de este destino michoacano: un punto donde conviven la vida local, el turismo y la conservación ecológica.
Los vendedores, una presencia familiar en estas playas, caminan de un lado a otro ofreciendo un despliegue de productos: desde chicharrones que crujen al primer bocado hasta dulces donas y pulseras hechas con conchas marinas. Los turistas, muchos de ellos familias, interrumpen su descanso para curiosear los puestos. Uno de estos vendedores, Juan, de 60 años y residente de Playa Azul, cuenta que lleva más de una década recorriendo esta playa para vender sus artesanías. “La gente viene y quiere llevarse un recuerdo. Aquí cada pulsera tiene su historia”, comenta con una sonrisa mientras muestra un collar de conchas.
Mientras tanto, las mesas bajo las enramadas se llenan de familias que disfrutan de mariscadas, platillos típicos de la zona que se preparan con productos recién salidos del mar. Hoy, el restaurante local destaca por una mariscada abundante que combina camarones, pulpo y filetes de pescado, servidos con limón, sal y el picante característico de la región. Los comensales sonríen entre bocados, disfrutando de la frescura que caracteriza a la cocina local.
A lo lejos, el característico sonido del oleaje marca el ritmo del atardecer. Playa Azul no solo es famosa por sus paisajes, sino también por sus esfuerzos de conservación. Cada año, en este rincón de Michoacán se celebra el “Mes de la Tortuga Marina”, un evento que ha ido creciendo con los años y que incluye la liberación de crías de tortuga en el océano, así como talleres y actividades culturales que buscan concienciar sobre la importancia de preservar el ecosistema. Este tipo de actividades han convertido a Playa Azul en un referente de ecoturismo en la región, atrayendo a personas que buscan algo más que unas vacaciones de sol y arena.
La tarde se disuelve en tonos anaranjados y violetas, mientras el sol se esconde en el horizonte. En Playa Azul, cada jornada es un recordatorio del estrecho lazo entre naturaleza, cultura y comunidad.