Padre e hijo catrachos buscan llegar a EU para escapar de los “maras” 

Ivan Villanueva

Envuelto en una bandera blanquiazul, con una sonrisa y su mano levantada mientras que la otra sostiene una gorra que sirve como canasta y enfundados en el jersey de su selección David y su hijo Erick piden apoyo económico sobre las vías del tren en pleno periférico de la ciudad. 

Otro migrante y su hijo se despiden para luego retirarse mientras que ellos deciden aguantar un poco más los rayos del sol; Tienen tan solo un día en la ciudad de Morelia y otros cinco meses por México, un pollero los abandonó en El Barrio de Lecheria, en la zona metropolitana de la CDMX, ahí radicaron un tiempo e incluso David consiguió trabajar en un autolavado. 

David y Erick acordaron seguir su éxodo hacía Estados Unidos pero la pandemia por Covid-19 y el endurecimiento de las reglas de solicitud de asilo han mermado sus sueños, nos cuenta que tuvo que salir de Honduras dejando a su esposa y otra hija ya que quiere sacarlas del país porqué la pandilla Mara Salvatrucha cada vez es más fuerte e incluso vivían con miedo de perder su casa en caso de que algún pandillero se las pidiera; Además la situación económica de los catrachos es cada día más complicada.

Ambos se montaron en la bestia para poder llegar a México sin embargo les fue muy complicado. “En varias ocasiones tuvimos que escondernos de la Guardia Nacional, nos refugiamos en un matorral todo un día completo hasta que se terminó la búsqueda de los militares”, nos cuenta.

David se ve en algunos años sentado con Erick bebiendo una cerveza y con su familia ya en Estados Unidos contando todas las aventuras que vivieron juntos, pues si una travesía así tiene para contar miles de anécdotas ahora imaginemos una padre e hijos juntos.